Los cambios hormonales a lo largo de la vida pueden tener un impacto significativo en la salud bucodental. En el caso de las mujeres, la mayor o menor producción de estrógeno y progesterona están directamente asociadas a alteraciones de encías y dientes. ¿Y estos daños pueden prevenirse?
Tener una buena higiene dental, mantener una dieta saludable y visitar regularmente al dentista son medidas que ayudan a evitar la aparición de infecciones, patologías y complicaciones futuras.
Los especialistas recomiendan que las mujeres vigilen el estado de sus dientes en las principales etapas de cambios hormonales. ¿Qué ciclos vitales vienen acompañados de un mayor desequilibrio hormonal? ¡Toma nota!
- Pubertad. El aumento de los niveles de estrógeno provoca un mayor flujo sanguíneo en las encías, lo que puede hacer que se inflamen y se vuelvan más sensibles al tacto y al cepillado. Será en esta etapa que habrá más riesgo de padecer enfermedades periodontales. ¡Estad atentas!
- Ciclo menstrual. El ciclo menstrual de una mujer está controlado por una compleja interacción de hormonas. Cada mes, los niveles de estrógeno y progesterona fluctúan, algo que puede dañar la salud oral y dental. ¿Sabías que algunas mujeres experimentan cambios en la sensibilidad de los dientes durante su ciclo menstrual?
- Embarazo. Durante el periodo de gestación, el aumento de los niveles de estrógeno y progesterona y, con ello, la subida del flujo sanguíneo pueden provocar irritación, enrojecimiento e hinchazón de las encías. Esta afección conocida como gingivitis del embarazo afecta al 70% de las mujeres gestantes. ¿Y las caries? También. Las náuseas matutinas y los alimentos dulces pueden aumentar la exposición a los ácidos que causan caries dentales. Así que ¡cuidado! Si estás esperando un bebé, debes vigilar tu higiene bucodental.
- Menopausia. Las alteraciones y enfermedades que aparecen durante la retirada de la menstruación están relacionadas con la carencia hormonal. La disminución de los niveles de estrógeno está asociada a la sequedad bucal y a un mayor riesgo de enfermedades de las encías. Además, la menor producción de hormonas reduce la densidad ósea, algo que conecta directamente con el desgaste y la pérdida dental.